domingo, 6 de marzo de 2016

¡Son ellos!

Los animales tienen la grandeza de carecer de ese defecto tan cruel que poseemos los seres humanos y que nos hace irremediablemente solitarios en determinado punto de nuestra vida, el egoísmo.
Es en su pureza donde ellos vienen a completar la vida del hombre o de la mujer que pretenda vincularse de alguna manera a alguno de ellos, ya sea con uno de una u otra de las tantas especies que conforman este maravilloso mundo animal.
Contrariamente a lo que se da por supuesto de que la evolución vino para nuestro lado, para el de los seres humanos, y que ellos, los animales, han quedado en el estado salvaje del principio de los tiempos, no es tan así ya que si analizamos la evolución que éstos han tenido y como han avanzado para poder adaptarse, relacionarse, convivir, y sobrevivir en un mundo dominado y manejado para gusto y piacere del hombre, fácilmente podemos darnos cuenta que la evolución también se ha operado en ellos.
Así mismo podemos observar como ellos han podido entender y mantener reglas básicas de convivencia y de respeto hacia el otro que nunca se han modificado y seguirán estando entre ellos por siempre, a diferencia de como ha ocurrido entre nosotros ─con el tema del respeto y la convivencia─ en donde todo ha perdido su real significado y cada vez nos encontramos más solos y apartados de todos, en el mundo, aunque en apariencia exterior, y visiblemente para los demás, estemos rodeados de gente.
Por eso yo soy de los que creen que el respeto y la admiración que debemos mantener, y en primera instancia sentir, por el mundo animal deberían ser superiores que los expresados por la religión, la política, la cultura, y la tecnología, entre otros por ejemplo.
Son los animales un faro luminoso y radiante en la oscuridad que atraviesa el ser humano y las sociedades modernas y todavía la mayoría de las personas no se ha dado cuenta de ello. Todavía buscamos no sé qué en no sé dónde y los ejemplos, los peores, aparecen por todos los flancos y nosotros nos dejamos absorber por ellos en lugar de poder decidir si seguirlos o no.
Afortunadamente los animales seguirán estando allí (a no ser que la mano del hombre haga algo pertinente para que así no suceda) y por tal motivo en algún momento, cada día, alguna nueva persona prestará atención a lo que ellos representan (lo que podrían representar para su vida) valorándolos de diferente forma, y entonces será el momento de celebrar que por fin, alguien más, alguien nuevo, ha comenzado a respetar, considerar, y dar el lugar que corresponde a estos seres a los que debemos estar agradecidos por no modificarse en su esencia y seguir siendo hitos de pureza y de bondad entre la miseria humana.

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